jueves, 24 de mayo de 2012

El mismo silencio…

El mismo silencio que por meses he escuchado… eco de un idioma extranjero… palabras trasquiladas que nunca se pronunciaron, susurros del viento… sortilegio de aquel amor que nadie defiende, pues a pocos le importa, excepto a mi…
Pausas innecesarias, pruebas de perseverancia… resistencia a lo que también sientes, quieres y esperas, por qué aguardas por lo que está a tu lado… que te grita existe…
El mismo silencio… me recuerda tu voz ausente… suplicio de mi existencia y tu deserción;  que me hiere y envenena… he seguido el rastro de tu mirada furtiva, misteriosa… se escapó como paloma mensajera con aleteo virtuoso, pobre de mí que aun espero un ¡te amo! nacido de tus labios vírgenes… día a día camino hacia la oscuridad de la vida, tal vez nunca llegue a escucharlo…
Me he vuelto adicto… adicto a tus ojos, prisionero de tu sonrisa… ansioso de muchas dosis de tus besos, tal vez te tuve, quizás ni cuenta me di, acaso te perdí sin percatarme? Y estuviste en mi cual instrumento prodigioso en manos de un ignaro…
Impaciente… busco en mi memoria ese tiempo en donde tú voz existía, fuiste abrigo en mis inviernos, sol en mis  mañanas oscuras… primavera esperada… agua que refresca mi calor enamorado… pero sólo recuerdo ese lugar secreto que los dos conocemos, fosa de nuestra muerte, final de nuestro  entierro, sí, fuimos aire…  hoy sólo somos letras de un alfabeto que nadie quiere organizar… temiendo  llegar a memorizarlo y con ello enamorarse…
Silencio que desgarra poco a poco la ilusión… ilusión que abraza una historia discutida, peleada... el tiempo se ha convertido en mi aliado, me recordó que, un corazón que no lucha pierde sus latidos… ¡Oh indescifrable enigma… que me muerde y me sopla… que no me deja soñar, dormir es mi pena…
Te miro ufanada como el alba, con tu silueta rosa y pétalos azules, creando una coraza que me impide llegar a ti… como aquella noche que elegí para nosotros, recuerdas?  Por ti, mil veces más lo haría…  calla mar, calla,  ya nuestras voces no son escuchadas, ni nuestros amores correspondidos…
Abraham Rivera

martes, 22 de mayo de 2012

Un pedacito de mí…

Un pedacito de mí te llevaste… en esa travesía de estirar las horas, mientras el crepúsculo se convertía en oscuridad; gemidos en sonrisas… en un grito del alma se confundieron nuestros olores, no distingo quien soy en el aroma de tu final, colocaste trampas en tus labios en las que con mucho gusto quise caer…  tus huellas  están sobre mi; llevas las mías en tu piel cual marcas indelebles… ese instante cambió nuestras vidas para siempre…
Arquitectos de futuro, artistas de sueños, maestros inexpertos seremos llamados,  pues, que nos muestren la universidad donde instruyen al respecto, si no, la de la vida…     
Pero entre nosotros dos, me gusta el nuevo estilo que has adoptado al caminar, he completado tu espacio, has complementado mi vida… habría que verte para creerme; día tras día tus reacciones y gestos ponen en evidencia esa parte de mi que transportas, nadie mejor que tú, gozas de toda mi confianza…
Y, que escribir de esas noches de antojos!  Son tus secretos, cada uno los guardaré, sólo diré que inserté en mis registros culinarios nuevos sabores y colores, y… cosas que ni siquiera sabía que existían…   
Tu humor cambia con las horas, con las cosas que antes sonreías hoy lloras, lo entiendo y te abrazo, esos son los momentos en donde más me necesitas… en cuestión de meses tu badana se estira, con ella mi alegría y presupuesto… sin poder dejarlo atrás, poniendo nuestros pies sobre la tierra, conectándonos a la realidad de vivir… de dar vida... vidas dando vida…
El sol sonriendo sólo para nosotros, rosas desprendiendo su olor, abriendo sus pétalos en señal de regocijo… pues pronto estará aquí… sus latidos en mis manos  indican que crece y así mi esperanza… como si nos enamoráramos de alguien más…
Que traiga mis ojos... tu pelo y nariz; mi corazón… tu fuerza, mi voz, nuestro color… y un bonito nombre…  representará la felicidad que hoy sentimos juntos…
Una vida caóticamente hermosa!, eso dicen, eso nos espera, que felicidad… que alegría, agradezco vivirlo contigo…
Abraham Rivera